El excéntrico millonario inglés, propietario del grupo Virgin, construyó un avión que puede sumergirse para llevar turistas bajo las aguas del océano.
Richard Branson no aparece en los primeros puestos en la lista de millonarios de la revista Forbes. Su fortuna de 2.500 millones de dólares lo ubica en la posición 261, muy por debajo del colombiano Julio Mario Santodomingo, que tiene 4.000 millones. Pero a juzgar por las excéntricas ideas del magnate inglés, como crear una nave para llevar turistas al espacio y fabricar un avión-submarino para ofrecer paseos por las profundidades del océano, es claro que Branson se goza su trabajo más que un monarca de la cerveza.
Su nave espacial para turistas, que realizará el vuelo inaugural en el 2011, permitirá ver la Tierra girando sobre su órbita -y disfrutar de cinco minutos de gravedad cero- por cerca de 400 millones de pesos. Y su más reciente locura empresarial, el Necker Nymph, es un avión que puede sumergirse a 30 metros de profundidad para llevar a tres tripulantes a conocer los secretos del océano durante dos horas, el tiempo máximo que la nave puede mantenerse bajo el agua.
Hay que aclarar que Branson no construye sus juguetes solo por diversión. Este hombre, nacido en un hogar de clase media alta en Inglaterra y quien sufrió dislexia de niño, convierte en dinero las ideas que tiene, tal como ha hecho desde que concretó su primer negocio cuando era un adolescente; después de cumplir 16 años, Branson abandonó sus estudios, en los que era mediocre, y creó en Londres la revista Student, una publicación gratuita para estudiantes, dirigida por estudiantes, que vendió 8.000 dólares en publicidad en su primera edición.
Del mismo modo, el avión submarino tiene un fin que trasciende el ecológico deseo de explorar el océano: el Necker Nymph fue creado para completar un paquete para millonarios que ofrece Branson en Necker Island, una isla propiedad de su grupo empresarial Virgin, ubicada en las Islas Vírgenes Británicas en el mar Caribe (cerca a Puerto Rico).
Para dar un paseo en el avión submarino hay que pagar 25.000 dólares a la semana. No suena tan caro; el problema es que antes se deben reservar mínimo siete noches en un catamarán-hotel de lujo (otro juguete de Branson), las cuales cuestan 90.000 dólares. Total del paseo: cerca de 230 millones de pesos.
Otra opción para sugerirse en el Necker Nymph es desembolsar casi 300.000 dólares en promedio por una semana de alojamiento en la isla Necker Island. Esto daría una cuenta de 650 millones de pesos por unas vacaciones en el Caribe. ver mas
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